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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

Ñaña

Ñaña es una palabra quichua, lengua indígena de los Andes. Significa hermana, aunque también se puede usar para referirse a una amiga cercana. Curioso, no? A pesar de la discriminación que aún existe en nuestros países contra los indígenas, no tenemos ningún reparo en utilizar sus palabras. En especial aquellas que embellecen nuestro lenguaje. Y la verdad es que si, ñaña tiene un tono cariñoso, simpático y amable. 

Hoy quiero dedicarle unas palabras a usted, ñaña. Mi hermana. Me lleva una década de ventaja en experiencia de vida. Eso significa que apenas tenía diez años cuando yo llegué al mundo. Pobre. Me imagino el cambio drástico de ser la reina de la casa y que de repente llegue un negrito cabezón a perturbar la paz del hogar.


Si la vida se trata de aprender de manera constante, entonces tengo una enorme suerte de tener referentes como usted en mi vida. Más allá de que sea su cumpleaños, es justo y necesario reconocer la persona que es. Su ferviente fe católica y su carácter de acero templado, la convierten en una antorcha en el camino de todos quienes la tenemos cerca — a pesar de la distancia. Bienaventurados somos quienes tenemos personas así en medio de tormentas y vendavales, pues lo primero que uno necesita en tiempos así es parsimonia y cabeza fría. Y quien más que usted para transmitir esto al resto de la familia. No es mi intención cargar sobre sus hombros tremenda responsabilidad, pues seguro en algunas ocasiones también flaquea, pero vaya que lo sabe disimular.

 

Ahora, cuidado con inferir que lo anterior es a causa de la religión. Mucho cuidado. Yo sostengo que su individualidad potencia los dogmas que ha decidido seguir. Digo esto con la profunda convicción de que es la persona, y no el credo, donde en verdad reside la magia. Para mi mala fortuna, admito que he conocido también la otra cara de la moneda, en donde gente inescrupulosa usa la religión con fines oscuros—por no usar palabras más fuertes. 


Ah, pero cuando se trata de apostar valores o principios, no hay nadie en este mundo que la pueda vencer. Llevada a su idea, se ha convertido para mi en un referente, una especie de líder espiritual si debo ponerle un adjetivo. Su labor con la iglesia y la disciplina militar con la que lleva las cosas que son importantes para usted, me ayudan muchas veces a levantarme de la cama en esos días malos que todos tenemos, esos días grises aunque brille el sol. Bien dicen que el mejor liderazgo es aquel logrado a través del ejemplo. Y si, repito nuevamente, a pesar de la distancia, su ejemplo cala hondo en mi.


Hay una cita que se le atribuye a Ernest Hemingway que dice: 


— ¿Quién estará en las trincheras a tu lado?

 — ¿Y eso importa? 

— Más que la guerra misma.


Aunque no hay ningún indicio de ella en su libro Adiós a las armas, el sentimiento que emana de sus páginas es el mismo. Las personas con las que viajas son más importantes que el viaje en sí mismo.


En este sentido, quiero dejar plasmadas estas palabras para que no se las lleve el viento. Quiero que queden flotando en el ciberespacio mucho tiempo después que yo me haya ido. Espero que en algún momento, alguien pueda leerlas y ver que existieron personas como usted, ñaña. Personas desinteresadas, personas que buscan el bien del prójimo, incluso a costa del suyo propio. Personas que sacan el pan de su boca para dárselo a alguien más, que te entregan su cobija cuando tienes frio. Personas que luchan hasta el cansancio por sus ideas, por sus valores, por sus principios. Y, a pesar de que no todos coincidan con ellos, no importa, se paran para defenderlos con carácter y firmeza. Esas personas, decía el alemán Bertolt Brecht, son las indispensables.


El mundo esta entrando en un punto de inflexión nada fácil — la naturaleza esta histérica y la sociedad enferma. Pero a pesar de ello, con más personas como usted, ñaña, aún hay una pizca de fe de que podemos resistir.


Feliz cumpleaños, que Dios le bendiga siempre y que su ejemplo nos siga iluminando a todos quienes tenemos la suerte de tenerle en nuestras vidas. 


“Les aseguro que, si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: ‘Trasládate de aquí para allá’, y se trasladará. Para ustedes nada será imposible.” 


Mateo 17:20 (NVI)


ED

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