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Cultos, sectas y el arte de torcer huesos

Pertenecer. Eso es lo que todos buscamos, ¿no? Ser parte de algo más grande que nosotros. 


Todos quienes estudiamos el arte del jiu jitsu, encontramos en él un sentido de pertenencia, una tribu, un hogar fuera del hogar. Y, además, cuando juntas un grupo de personas que buscan lo mismo, el efecto es mágico. En las últimas semanas he leído algunas publicaciones que tildan a las academias de jiu jitsu de sectas o cultos. Una secta suele referirse a un grupo escindido de una religión mayor con creencias divergentes, mientras que un culto generalmente implica una devoción intensa hacia un líder o idea, a menudo con prácticas manipuladoras o extremas.



En el primer caso, no hay nada de religioso en el jiu jitsu, así que descartemos esa opción. En el segundo caso, usaré a la Familia Manson como ejemplo. Charles Manson, líder de este culto, manipuló a sus discípulos mediante la siguiente narrativa: los convenció de que se avecinaba una guerra racial — tomar en cuenta que esto ocurre a finales de los años sesenta del siglo pasado — y que la raza negra iba a tomar el control de la sociedad. Una vez sentados en el poder, decía Manson, al ser incapaces de gobernar, necesitarían buscar a alguien que lo haga. Entonces, Manson y sus seguidores saldrían para tomar ellos el control y dominar el mundo. 


Bastante loco el hijo de perra, lo sé. 


En fin, para crear caos y empezar lo que el llamaba Helter Skelter — la guerra racial apocalíptica — envió a sus súbditos a matar brutalmente a dos grupos de personas en dos diferentes fechas en 1969. Los casos son bastante grotescos y no es el punto detallarlos aquí, pero hay bastante información acerca del tema. En todo caso, la idea de Manson era culpar a la raza negra de estos crímenes para dar rienda suelta al caos, el Helter Skelter.


Este es un ejemplo de un culto y aunque es extremo, vale la pena usarlo para entender qué es — y qué no es — una secta y un culto.


Desde esta perspectiva, creo fielmente que las academias de jiu jitsu distan mucho de ser sectas, y peor aún cultos. Habrán excepciones, pero en su gran mayoría, el propósito es educar a las personas para servir de manera positiva a la sociedad. Y es que cuando juntas a personas que diariamente buscan mejorar, pero además, lo hacen sabiendo que solo lo van a lograr si ayudan a sus compañeros a mejorar junto a ellos, se crea una simbiosis positiva entre individuos de una misma especie. ¿Acaso eso no es lo que buscamos para prosperar, no es eso mismo lo que hacen las plantas, los animales y los insectos para evolucionar?


 — Evoluciona o muere — decía un grafiti que vi alguna vez, en alguna calle, de algún lugar.


Evolucionar. Eso debemos hacer como especie. He sido testigo de mucho odio y resentimiento y solo tengo treinta y nueve años de vida. Es posible replicar lo que se encuentra dentro del ecosistema de una academia de jiu jitsu en la sociedad en general. Si copiamos esa simbiosis y las ganas de ayudar al prójimo a mejorar, tal vez encontremos el cambio que tanto buscamos. Y en lugar de poner adjetivos que buscan crear confusión y división, lo mejor que puedo hacer desde mi trinchera, es invitar a entrenar a toda persona con la que me encuentro en el camino. Siempre digo que dentro de esas colchonetas, encuentras la calma en medio del caos.

 

Y, sinceramente, creo que eso es lo que nos hace tanta falta como humanidad. 


ED

 
 
 

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* Las opiniones expresadas en este Blog son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de COHAB Ecuador.

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