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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

H E L I O S

"- Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre? - Conejo Blanco: A veces, sólo un segundo." - Lewis Carroll

Hijo de Hiperion y Tea, su representación era un hermoso Dios con una corona brillante que conducía su carruaje a través del cielo hasta llegar al océano. Píndaro - uno de los poetas griegos más célebres de la antigüedad - describió que el carruaje era tirado por cuatro caballos; Pirois, Flegonte, Aetón y Eoo.



Helios - según la mitología griega - es la personificación del sol. Esa estrella de un millón y medio de kilómetros de diámetro, formada principalmente por hidrógeno y helio, cuya distancia perfecta de nuestro planeta permite que yo este aquí escribiendo estas líneas, mirando - curiosamente - el amanecer desde la ventana del dormitorio. Esa estrella ha sido el personaje principal de miles de cuentos, historias, fábulas y mitos a lo largo de nuestra corta historia como seres humanos. Hasta el día de hoy, en Ecuador e imagino que en varios otros lugares también, podemos encontrar símbolos que indican una adoración al sol de las culturas pre hispánicas, camuflados dentro y fuera de los templos católicos centenarios.


De cierta manera, el hecho de tener al sol como nuestro propio medidor de tiempo - otro concepto muy subjetivo e inventado por el ser humano - hace que cada vez que sale por la mañana, tengamos una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor ¿En qué sentido? En el que ustedes crean conveniente. A la final, el compás moral de cada persona es diferente y sus objetivos de vida son únicos y cambiantes. Mejor o peor, bueno o malo, términos muy vagos que se van determinando a medida que vives. El tiempo no es oro, el tiempo es vida, palabras sabias del español Jose Luis Sampedro. Podemos concluir que el sol es nuestro aliado, en el sentido que cada vez que aparece nuevamente en el horizonte, nos da carta blanca para corregir nuestros errores y potenciar nuestras virtudes.


"El tiempo no es oro, el tiempo es vida." - Jose Luis Sampedro

Hay momentos de la vida en que la muerte y la desgracia nos coge en curva, de las formas más absurdas, poniendo en duda si es que acaso no estamos en algún juego macabro planeado por algún personaje obscuro cuyas intenciones son causar sufrimiento y darnos a todos contra el piso, una y otra vez, hasta que nos demos por vencidos. Algunos lo hacen. Otros en cambio, se mantienen estoicos y aprenden a sobrellevar estos golpes - tan fuertes como la ira de Dios - reaccionando de maneras completamente inesperadas. Estos últimos son los que nos enseñan que la vida finalmente no es lo que nos pasa, sino como reaccionamos ante ello.


Llegará el día en que el sol muera. Todo el hidrógeno de la parte central se habrá transformado en helio y las capas superiores serán incapaces de soportar la presión. El exceso de energía producida expandirá el diámetro del sol llegando a alcanzar la orbita de la tierra, extinguiendo cualquier forma de vida. Cuándo pensamos que lo sabemos todo, debemos recordar que hasta hace quinientos años, los mayores cerebros de nuestro planeta pensaban que la tierra era plana. Luego, que la tierra era el centro del universo y el sol giraba alrededor de ella. Así que recordemos tomar nuestra dosis de humildad todos los días después de cada comida. Pues así como el sol, todos algún día nos vamos a apagar.


Procuremos que cuándo eso suceda, las personas que nos sobrevivan nos recuerden por nuestro amor a la vida y que ese viaje hacia lo incierto deje, por lo menos, un cálido espíritu del cual otros se aferren hasta que les llegue su hora.


ED

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