Y así, un día, como por obra de magia, nuestros antepasados empezaron a hablar. Los diversos lenguajes y la comunicación tan avanzada que logramos poner en marcha como especie, nos ha llevado a la conquista del planeta. Y no solo eso, mientras lees estas líneas, hay personas agendando viajes tripulados al espacio. Ahora, haz el siguiente ejercicio: sal de tu casa y camina cien metros ¿Cuántas especies de pájaros, reptiles, mamíferos puedes observar naturalmente? No muchas, ¿cierto? La evolución de nuestra especie ha sido tan vertiginosa que no nos dimos cuenta del precio que teníamos que pagar por ella.
Si, es verdad, tenemos teléfonos inteligentes, televisores inteligentes y créanme que hasta he visto refrigeradoras que se conectan al internet, maravilloso ¿no? Sin embargo, tengo un debate constante en mi cabeza que pendula entre dos opciones. La primera es que en verdad somos una especie asombrosa, creada a semejanza de dioses. O si simplemente somos una especie más de primate cuyos antepasados accidentalmente consumieron hongos alucinógenos hace miles de años. Entonces, se catalizó una reestructuración dentro de nuestros circuitos neuronales que nos han traído hasta hoy, día primero del mes de Octubre del año dos mil veintiuno después de Cristo.
El lenguaje y sus infinitas posibilidades para combinar sonidos y palabras nos permitió llegar al presente. Nuestra capacidad de imaginar, describir y comunicar ficciones e historias dio lugar a la unión de millones de personas alrededor del planeta a través de la palabra. Hecho que nunca antes había ocurrido en la historia y aquí estamos, en este tiempo en donde muy pocas cosas son reales. Vivimos una vida de mentira donde todo lo que nos preocupa es inventado, fantasías comunes con cientos y en algunos casos miles de años de antigüedad. El dinero no existe, las fronteras tampoco y las empresas - que funcionan como personas jurídicas - tampoco existen. Este hecho - el poder de contar y comunicar fantasías - causó una muy pequeña pero poderosa diferencia cognitiva que nos llevó por otro camino diferente al de los chimpancés o de otras especies humanas que existieron junto a nuestros antepasados.
Piensa en la antigüedad, cuando rondábamos la tierra como cazadores - recolectores, sin el poder de nuestra comunicación actual, era prácticamente imposible poner de acuerdo a más de cien o doscientas personas para cumplir cierta tarea. Imagina una manada de lobos, las más numerosas tienen máximo treinta individuos; y en una tropa de gorilas no pasan de veinte. Ahora, Adolfo Hitler no hubiese sido capaz de unir y convencer a millones de personas para que actúen de forma salvaje y cruel en contra de su misma especie sin el poder de la comunicación efectiva y emocional que permiten las palabras bien hiladas. Por otro lado - menos macabro por decir lo menos - Mandela no hubiera podido inspirar y contagiar su poderoso mensaje a tantas personas hasta el día de hoy - por la misma razón: el lenguaje.
Cuenta la historia que Marco Aurelio, en el auge de su poder como emperador romano, tenía un asesor cuyo único y exclusivo trabajo era susurrar al oído del emperador las siguientes palabras - eres solo un humano, eres solo un humano.
Tanto es así, que los psicólogos se han dado cuenta que tú mismo puedes salir adelante y prosperar o en su defecto, frenarte e impedir que cumplas tus propósitos, dependiendo de las palabras que usas cuando hablas contigo. Así que la próxima vez que algo no te salga bien, deja de decir cosas como - no sirvo para esto - o tratarte de forma irrespetuosa - soy un idiota - pues tu subconsciente se alimenta de esas viles palabras y malos pensamientos. Luego, lamentablemente, se lo termina creyendo y te conviertes en aquello que piensas y dices. Cuidado. Cuenta la historia que Marco Aurelio, en el auge de su poder como emperador romano, tenía un asesor cuyo único y exclusivo trabajo era susurrar al oído del emperador las siguientes palabras - eres solo un humano, eres solo un humano.
De cierta manera el jiu jitsu es un idioma por su propia cuenta. Primero aprendes los fundamentos, los movimientos básicos de la misma forma que aprendes gramática. Con el tiempo empiezas a formar oraciones simples y luego párrafos. Con la práctica continuas hacia la creación de ensayos de literatura, filosofía e historia hasta que finalmente - después de miles de horas de prueba y error y práctica constante a largo plazo - empieza a fluir la poesía. Similar a la manera en que un cinturón negro fluye a través de las técnicas y pareciera que todo lo que hace tan fácil y natural.
No estoy diciendo que evitas los problemas, todo lo contrario. Estoy diciendo que en ese momento, limpias tu mente y en ese breve espacio de quietud puedes encontrar las respuestas que necesitas. Imagina si haces hábito diario de aquello, te transforma.
¿Alguna ves te has sentado a escribir? El tiempo pasa volando. Pues así mismo es el jiu jitsu, ambos artes tienen el poder de traerte al tiempo presente y mantenerte ahí durante toda la práctica. Si estas preocupado de las deudas mientras estas entrenando jiu jitsu, ten seguro que terminarás con un compañero pegado a tu cuello aplicándote una estrangulación; si discutiste con tu pareja y te concentras en eso, seguramente perderás el enfoque y el compañero te ganará la posición. No estoy diciendo que evitas los problemas, todo lo contrario. Estoy diciendo que en ese momento, limpias tu mente y en ese breve espacio de quietud puedes encontrar las respuestas que necesitas. Imagina si haces hábito diario de aquello, te transforma. En la escritura encontré una forma terapéutica para comunicar pensamientos, sentimientos y recuerdos de la misma manera que lo hago mientras practico jiu jitsu. Maneras diferentes - pero muy complementarias - para entenderme a mi mismo y ese [al final] creo que es el objetivo de cada uno de nosotros.
Aprende a comunicarte bien y enseña a las siguientes generaciones a hacerlo de la misma forma. Solo cuando vamos envejeciendo y de cierta forma la vida nos ha madurado, nos damos cuenta del poder de la palabra.
ED