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K U Z U S H I

Desbalance.


Ese es el significado de kuzushi, término de origen japonés utilizado en distintas artes marciales. El objetivo del desbalance en un derribo - por ejemplo - consiste en transferir el peso del oponente hacia el lugar donde se va a ejecutar la técnica. Entonces, si vas a barrer el pie derecho, necesito que todo el peso del oponente recaiga sobre ese pie, de tal forma que al barrerlo el oponente queda sin ninguna base que lo soporte, llevándolo al piso de manera eficiente. Sin el kuzushi, el acto de derribar a otra persona se hace extremadamente difícil y requiere demasiada fuerza.


Este tren de pensamiento me lleva a otro principio muy valioso de las artes marciales, el del camino de la menor resistencia. Un ejemplo de este principio lo escuché de un profesor de aikido, hace muchos años: Imagina que vas caminando por una zona de la ciudad muy transitada. Caminas por la vereda donde miles de personas se cruzan rápidamente, pegados a sus móviles, todos malgenios y estresados. Imagina que te topas de frente con una persona que viene enojada y con todo el propósito de golpearte con su hombro - el clásico hombrazo de bravucón para demostrar su imaginario estatus de macho alfa. ¿Lo imaginas? Ahora, ¿Qué puedes hacer? Prácticamente tienes dos opciones: o pones resistencia y te golpeas de frente para medir tu fuerza y quizás se enciende una pelea - y eso no es bueno en ningún caso, aunque sepas artes marciales. La otra opción es ceder ante ese intento de agresión simplemente quitándote del camino de esa persona. De la misma manera en que el bambú fluye con el viento y se dobla; a diferencia del roble que soporta el viento con fuerza, pero termina quebrándose. En tal caso no pasa absolutamente nada. Con un sencillo movimiento de acompañar la fuerza del agresor, te liberaste de una situación potencialmente violenta, simplemente siguiendo el camino de la menor resistencia.


Pasa en las artes marciales, pasa en la vida.



Nuestra sociedad está pasando por un desbalance general, a nivel mundial. Una especie de kuzushi espiritual - como lo defino en mi cabeza. Sin embargo, no tengo claro aún el resultado de dicho desbalance, pero si estoy seguro que es para preparar algo ¿mejor o peor? no lo sé. Un ejemplo cercano que vivimos en nuestro país es la situación de las cárceles. Es un escenario digno de una novela apocalíptica. Esa máscara de confort y sentido de seguridad en la que tanto confías esta pendiendo de un hilo muy, muy fino. Antes pensabas que esos videos de periodistas decapitados solamente eran costumbres macabras de aquellos fundamentalistas de medio oriente; o los sicarios desalmados de ciudad Juárez en México, que dejaban los cuerpos de sus enemigos colgados de los semáforos de la ciudad, para que todos vean. Hasta que un día, de la nada, te llega un video de cinco personas decapitadas en una cárcel de tu país.


Entonces piensas - Mierda, ¿a donde hemos llegado?-


Es preocupante ver lo poco que vale una vida humana y asusta ver lo malos que podemos ser al mismo tiempo. Patear la cabeza decapitada de otro ser humano, jugando fútbol con sus amigos en la cárcel es cosa de locos. Imposible pensar que esos individuos son de la misma especie que aquel genio italiano que pintó la Capilla Sixtina.


Piensa en el caos mundial que se desató hace algunos días a causa de un apagón de las principales plataformas de redes sociales. No solamente hablo de la gente que no pudo hacer sus ridículos videos para compartirlos, ni tampoco del hecho que estuvimos mitad de un día incomunicados con nuestros clientes. Estoy hablando del fenómeno mundial que significa estar - literalmente - en manos de una corporación que se ha convertido en el epicentro de todo lo que ves, haces, sientes y compras. Es realmente aterrador si te pones a pensarlo.


Quizás este desbalance en nuestro planeta nos esta dando señales de que debemos hacer algo. Pero más allá de comprar carne orgánica y compartir un par de publicaciones de Facebook. Hablo de tomar la iniciativa y dar al mundo algo útil, que ayude a otras personas a ser mejores. Algo que permita ayudar a restaurar almas rotas y que trascienda nuestros años aquí en este planeta, dejando un legado positivo para las generaciones futuras. Olvídate de acumular tanto. Olvídalo. Mañana te puedes topar con uno de estos psicópatas - aquellos que patean cabezas decapitadas ¿recuerdas?- y te clava un puñal en la yugular para robarte un celular de ciento cincuenta dólares. ¿En eso quieres que termine tu vida? Un celular de ciento cincuenta dólares y años desperdiciados acumulando cosas en lugar de experiencias. Toda una vida tratando de vivir como te dicen, en lugar de vivirla.


Ojalá podamos restaurar el balance, aunque creo que es indispensable que primero exista el kuzushi. Estoy seguro de que el planeta mismo lo está generando, así como el último aliento del cazador cuando tiene su presa en la mira, ese último suspiro antes de jalar el gatillo.


ED




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