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La Culta Barra

Uno que otro chico se acercaba a nosotros a pedir dinero. Necesitaban uno o dos dólares para ajustar el valor de la entrada a Preferencia. La Preferencia era aquel sector del estadio Olímpico Atahualpa ubicado frente a los banquillos y al área técnica. Allá iban los más jóvenes y la llamada Mafia Azul Grana, la barra brava del equipo — si es que se la puede denominar así. Nosotros en cambio casi siempre íbamos a Tribuna. Este sector se encontraba justo arriba de los banquillos, frente a la Preferencia y además tenía un techo que nos protegía del inclemente clima bipolar de la ciudad de San Francisco de Quito. Estos pequeños lujos, si se pueden llamar así, justificaban que el precio de la entrada fuese un poco más alto. Ahí en la Tribuna, se ubicaba la Culta Barra.



La Culta Barra era el nombre dado a ese pequeño grupo de aficionados al Deportivo Quito, compuesto en su mayoría por gente adulta, con excepción de uno que otro joven que íbamos allá acompañando a nuestros padres, en lugar de ir a Preferencia. Sin embargo, tengo que admitir, que de culta no tenía nada. Los insultos más creativos y otras veces sumamente ofensivos salían de aquellas bocas, de grandes y chicos por igual. Muchos de esos cánticos e insultos seguramente ahora serían penados por ley, en esta era de la generación de cristal.


Recuerdo con mucha claridad a un aficionado en especial, que rezaba a la Virgen — entre insultos y bocados de cerveza — y acostumbraba a lanzar encendedores a la fosa que separaba la Tribuna de la cancha. Cabe recalcar que los encendedores no eran propios, los pedía prestados. Esta cábala — decía el — con seguridad daría el triunfo al equipo. Algunas veces funcionaba y otras veces, cuando perdíamos, salía más malgenio de lo normal, con insultos mucho más soeces y dejaba a algún pobre diablo con la misión de comprar un encendedor nuevo, además de la depresión por la derrota.


Fabian Cubero, Raul Guerrón, el Búfalo Arias, Edison Méndez, Jonny Baldeón y una larga lista de jugadores cuyos nombres no recuerdo ahora, desfilaron ante nuestros ojos y nos daban alegrías y tristezas por igual. Tuve la suerte de ver al equipo quedar campeón en el año 2008 después de una sequia de 40 años. Admirable la lealtad de todos los hinchas — incluido mi papá — que siguieron fieles al equipo durante tanto tiempo sin cosechar glorias. Afortunado yo, pues no tuve que esperar tanto.

Estamos lejos, pero los recuerdos de cierta manera nos mantienen juntos. Te mando un abrazo gigante a través de una parte del continente sudamericano y la inmensidad del océano Atlántico que nos separa. Se que el día del padre en España es en marzo, pero de todas formas hoy te celebro. Algunos días aún escucho esos cantos alegres de los hinchas, que poco a poco se van desvaneciendo y van dibujando a su paso una sonrisa en mi cara.


¡Feliz día Pa!


ED

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* Las opiniones expresadas en este Blog son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de COHAB Ecuador.

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