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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

La Soledad

Limón, naranjo, capulí, guaba, guayaba, naranja-lima, magnolio, acacia, uva, manzana, durazno, mora, frambuesa, chirimoya, granada, eucalipto, pino y seguramente me olvido de muchas otras. Todas estas especies de árboles y arbustos existían alrededor de la casa, sembradas y cuidadas con mucho amor.


La Soledad. Ese es el nombre de mi mamá y mi hermana. Así se llamaba también la propiedad de nuestros abuelos al oriente de Quito, donde aprendí a respetar nuestro hogar, el único que tenemos. Ésta hermosa y al mismo tiempo aterradora piedra rellena de magma que flota en un universo infinito, nuestro planeta Tierra. Hogar de las más grandes obras del arte y la literatura, muchas de las cuales fueron desarrolladas en la soledad de sus creadores.


La gran mayoría de personas relacionan a la soledad con un episodio triste y desolado. Cuando en realidad estar solos nos ayuda a crecer como individuos. Nos hacen creer que si te aíslas es porque estas enfermo y deprimido. - Llámame cuando te sientas solo- saben decir. Nunca entendí cuál es el afán casi enfermizo de las reuniones sociales todos los días, a toda hora, cuando en realidad la soledad es la que en ultima instancia te enseña quien eres de verdad. La soledad te pone frente a frente con la persona mas importante de tu vida, contigo mismo. Es por eso que he aprendido a ver a la soledad como una maestra de vida, sobre todo en esos momentos duros, que te arrastran por el piso. Sin ella, hubiese sido muy difícil salir a ver el sol de nuevo. La soledad te hace fuerte, te prepara para salir de nuevo al mundo.


¡Cuántos mitos y héroes se forjaron en la soledad!


Integridad es la palabra que se utiliza cuando una persona hace lo correcto aún estando sola. Piensen en un mundo lleno de gente íntegra, qué diferente sería nuestra sociedad. Viviríamos en un mundo de gente sin máscaras detrás de las cuales pueden esconderse, solo para sacárselas cuando llegan a su hogar. No me imagino el estrés que deben soportar aquellos que tienen que convertirse en alguien más al llegar a su trabajo, a su lugar de estudios o a la reunión social con el jet set, debe ser agotador. Que tranquilidad siento yo al llegar a la casa en la noche y seguir siendo la misma persona que salió en la mañana. Pequeños privilegios del mundo moderno.



En el siglo XXI, la soledad y el silencio se convierten en un acto de revolución.

Actualmente existen siete billones de personas en el planeta y contando. Buscar un momento de soledad y meditación se convierte en un acto de rebeldía, sobre todo cuando el mundo te exige lo contrario. Nos hemos acostumbrado a caminar rápido con los ojos pegados al celular, a hablar con otras personas sin escucharlas y acumular información sin el tiempo suficiente para profundizar en ella. En estas condiciones la soledad y el silencio se convierten en un espacio sagrado donde aprendes a conocerte y amarte a ti mismo. Y así llegamos a la pregunta clave ¿Cómo puedes amar a otra persona si no te amas a ti primero? La soledad me enseñó a meditar y a reflexionar sobre todos los defectos que alguna vez me llevaron a esos momentos tristes y difíciles a lo largo de los años. Me enseñó a ponerme de pie y a seguir caminando. Con el alma curada en soledad, puedes salir de nuevo al mundo y aunque llueva y haga frío, sentirás calor. Ese es el mayor regalo de la soledad.


Ahora, es muy importante entender dos versiones diametralmente opuestas cuando hablamos de la soledad en el sigo XXI. Los niños y jóvenes que deambulan con sus audífonos pegados a las pantallas de sus teléfonos y tabletas ejemplifican una soledad patológica que ciertamente está corroyendo las bases espirituales de esas generaciones que nos siguen. La soledad que buscamos es aquella que nos hace meditar y simplemente aprender a ser. Puede ser una larga caminata por el bosque pero también por la ciudad y deambular por esos laberintos de sorpresas que tienen las grandes urbes.


Esa soledad que nos hace tanto bien y que al fin de cuentas representa nuestra propia libertad. Un acto de revolución que nos permite tomarnos un tiempo para estar solos y simplemente ser. Necesitamos del silencio y la soledad en un mundo cada día mas ruidoso, rápido y sobrepoblado.


ED

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1 Comment


Otro gran artículo! El fruto del silencio es la oración. Y en la soledad se llega a ese silencio Yam necesario para conocerte a ti mismo pero también para aprender a dialogar con Dios. Tan necesario sobre todo en esta era moderna. Gracias!

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