Luz y verdad es el lema de la Universidad de Yale. Ubicada en Connecticut (Estados Unidos), Yale se fundó en 1701 y forma parte de la Ivy league - un selecto grupo de las ocho universidades más importantes de ese país. Varias mentes brillantes han salido de Yale desde su fundación, junto con algunos ex presidentes de Estados Unidos y el ganador del Oscar, Oliver Stone (Natural Born Killers, Wall Street).
El año pasado, cerca de 43 millones de estadounidenses acumulaban una deuda de 1.57 billones de dólares en prestamos estudiantiles. Una cifra impactante que inevitablemente lleva a la siguiente pregunta: ¿Sigue siendo la educación tradicional la mejor opción para el presente y el futuro? ¿Acaso no tenemos el poder ilimitado del internet en nuestras manos? Suelo ver a gente en estados cercanos a la indigencia con celulares de última tecnología conectados al internet, jugando y chateando en las esquinas, esperando que el semáforo cambie a rojo para pedir unas monedas - no hablo de gente con capacidades especiales, hablo de adultos sanos ¿Sabrán ellos que pueden estudiar cursos gratuitos de la misma Universidad de Yale a través de plataformas educativas como Udemy o Coursera, o no les importa?
“Hay algo muy raro en una sociedad en la que toda la gente con más talento es guiada hacia los mismos centros de élite, donde acaban estudiando la misma cantidad reducida de asignaturas y llegando a un mismo número reducido de carreras.” Palabras de Peter Thiel, fundador de PayPal.
Irónicamente, Peter Thiel se graduó de abogado en Stanford, una de las más prestigiosas escuelas de leyes en el mundo. A pesar de ello, tiene esta postura respecto a la educación tradicional. A lo mejor el también ve un futuro que amenaza el status quo. En el futuro - no muy lejano por cierto - veremos a la inteligencia artificial reemplazar millones de profesiones, entre ellas la abogacía. Piensen en ello. Un algoritmo puede almacenar y buscar información millones de veces más rápido que un ser humano y con un margen de error nulo. Hollywood nos ha vendido esa imagen del joven abogado hablando con grandilocuencia frente al jurado, buscando probar la inocencia de su cliente. Pero en realidad la capacidad de buscar información y deshilarla rápidamente termina siendo la clave en la mayoría de procesos legales. Y en eso, las maquinas nos han superado con creces desde hace ya varios años.
Mientras las máquinas son capaces de procesar más y más información, los seres humanos nos estamos quedando atrás. Los niños ya no leen. Pasan mirando el celular o algún otro aparato - como el 99% de nosotros, lo sé - sin embargo, ver a un niño esclavizado en un mundo digital mientras un colibrí de carne y hueso vuela a su lado, te parte el alma en mil pedazos. Desarrollé el hábito de la lectura mientras cursaba el primer año de Ingeniería. El internet aún era un privilegio, sobre todo en casa y peor aún siendo estudiante, ni hablar de los smart phones, aun no aparecían. Fue entonces que me hice muy amigo de la biblioteca, leí lo que no había leído durante toda la escuela y el colegio - a lo mejor por el hecho de que no era obligación, ahora eran temas que me interesaban y lo hacía con mucho gusto. La naranja mecánica de Anthony Burgess, 1984 de George Orwell, La metamorfosis de Franz Kafka, Más allá del bien y el mal de Nietzsche, El Extranjero de Albert Camus, una gran cantidad de obras de Ernesto Sábato y muchos otros libros que marcaron esa etapa de mi vida. Me gustaba ese silencio propio de las bibliotecas.
“Hay algo muy raro en una sociedad en la que toda la gente con más talento es guiada hacia los mismos centros de élite, donde acaban estudiando la misma cantidad reducida de asignaturas y llegando a un mismo número reducido de carreras.” Peter Thiel
Sea como fuere, no podemos más que tratar de adivinar lo que nos depara el futuro. Pues tarde o temprano va a llegar, eso es lo único que esta claro. Entonces, ¿Qué nos queda? Lo único que podemos hacer es - como dice la genial campaña de marketing de Johnnie Walker - seguir caminando (Keep Walking).
ED