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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

V I O L E N C I A

La violencia nunca es la solución, pero siempre es una opción.


Estas palabras son repetidas una y otra vez en nuestras clases de jiu jitsu, sobre todo cuando estamos en las primeras clases con un grupo de alumnos nuevos. Nuestra misión es ayudarlos a reprogramar su inteligencia emocional, de tal manera que sepan controlarse en situaciones que pueden terminar en un episodio de violencia.


Imaginen lo siguiente:


Ernesto tuvo un mal día en el trabajo. Salió de su casa atrasado por discutir con su pareja. Se subió al carro y en el camino a la oficina se le pinchó un neumático. Media hora se demoró en cambiarla y hasta eso ya estaba tarde para su reunión de los Miércoles. Llega a la oficina, se pierde la reunión y su jefe lo regaña, además tiene que trabajar en la hora del almuerzo para recuperar el tiempo perdido en la mañana. Al terminar el día, cansado, malgenio y con hambre, conduce a su casa y se queda en un semáforo en rojo. La luz cambia a verde. Ernesto esta con las manos en los ojos tratando de calmar su dolor de cabeza y no ve el semáforo cambiar de luz. Biiiiiip! Biiiiiiiiip! Biiiiiiiiiiiiiip! El carro de atrás toca la bocina de una manera grosera y exagerada. Ernesto coge el bate de beisbol de aluminio que tiene en el asiento de atrás de su carro y se baja...


Episodios como el anterior son pan de cada día en sociedades como la nuestra. Los niveles de estrés están cada vez mas altos y las dificultades que atraviesan las familias están peores que nunca. La Pandemia ha contribuido a que la desesperación sea aún mayor. Siento que el aire esta denso, lleno de gases inflamables y cualquier chispa puede detonar un episodio de violencia.


Catorce años involucrado en artes marciales me han enseñado que la gente que pelea en la calle, por lo general, no tiene idea de pelear. También aprendí que la mayoría de personas tiene terror absoluto a un confrontamiento físico. En cambio las personas mas tranquilas y respetuosas que he conocido en mi vida han sido personas muy bien entrenadas para ser violentas, pero que no utilizan ese conocimiento para agredir, a menos que sea indispensable.


¿Por qué?


La razón principal tiene que ver con el ego. No hay mejor forma de aprender a controlar tu ego que los primeros meses en una academia de artes marciales, independiente del arte específico que vayamos a estudiar. La curva de aprendizaje es similar a cualquier otra actividad, con la diferencia de que aquí, los errores cuestan mucho. En el jiu jitsu por ejemplo, un error se traduce en una palanca al brazo o estar a un segundo de la inconciencia debido a un estrangulamiento (obviamente te sueltan si es que te rindes, tranquilos, no somos tan salvajes). En el boxeo un error se convierte en un nocaut. Esa primera etapa empieza a revelar el carácter de los estudiantes, básicamente los distinguimos en dos grupos. Los que se quedan y los que se van. Los que se quedan, se tienen que acostumbrar a que les pisoteen el ego durante meses. Ese es el ejercicio espiritual que justamente nos hacer crecer como individuos. Créanme cuando les digo que todos necesitamos ponerle en su sitio a nuestro ego de vez en cuando, es un buen hábito.


Pienso que cuando no tienes el conocimiento necesario para defenderte en un confrontamiento físico, uno a uno contra otro ser humano, debe ser similar a caminar por una nieve espesa, descalzo y con un animal salvaje y hambriento atrás tuyo. Te sientes indefenso, asustado y tus pasos son lentos e incómodos. Ahora, que pasa si te pongo un par de esquís. El panorama cambia. Después de meses y años de entrenamiento, las personas van cambiando su manera de afrontar situaciones de violencia. El jiu jitsu tiene la gran ventaja de que todos los días ponemos en practica lo que aprendemos en las clases, luchando con una intensidad real. Toda esa adrenalina y estrés que se libera en los entrenamientos tiene un efecto muy positivo, socialmente hablando. Nadie que ha entrenando por dos horas peleando contra otras personas va a querer pelear en la calle, nadie.


Como todo en la vida, si estas preparado, es mucho menos probable que un evento te tome por sorpresa. No confío en los talleres de defensa personal que te prometen salir preparado para cualquier cosa en cinco horas o un fin de semana, he visto cosas absurdas que ofrecen con tal de ganar un par de pesos. La preparación tiene que ser producto de años y años de entrenamiento. Tienes que dejar que el subconsciente absorba las técnicas y los conceptos del arte marcial, hasta que por instinto tu cuerpo reaccione. Es ilógico pensar que en un taller de tres horas vas a salir con algo de conocimiento, es como ir a un par de clases de violoncelo y querer tocar una suite de Bach, igual de absurdo e igual de improbable que suceda.


Después de años de estudiar el camino marcial todo se vuelve mas tranquilo, como si le bajaran el volumen a los gritos y la bulla del mundo exterior. Es liberador. Si algún día tienen la oportunidad de estudiar artes marciales, háganlo. Busquen una academia seria, no esas que venden humo, aquellas que realmente enseñan técnicas que te van a servir para caminar en paz por las calles. Ahora, si bien pienso que es muy importante la defensa personal para todas las personas, va mas allá de las técnicas en sí. El principal activo de las artes marciales es el mindset que creas una vez que tienes la certeza de poder defenderte en caso de ser necesario. Las técnicas vienen como un valor agregado.


El último año ha sido marcado por episodios de violencia en Latinoamérica en países como Ecuador, Chile y Colombia. Sin embargo la raza humana vive los tiempos más pacíficos de su existencia. En París del siglo dieciséis, por ejemplo, un pasa tiempo común era la quema de gatos. Sí, así como lo leen, reyes y reinas se sentaban a lado de personas comunes y corrientes en la plaza para ver como un animal era quemado mientras lanzaba gritos espeluznantes de dolor. Hoy en día los gestores de esa barbarie estarían presos o linchados por grupos animalistas.


Los medios de comunicación se ganan la vida gracias al miedo. Por lo tanto les conviene generar esa sensación de que la violencia esta por todo lado y en cada esquina te pueden asesinar y violar. Pero si se sientan a estudiar un poco, se darán cuenta que vivimos tiempos privilegiados comparado a lo que vivían nuestros antepasados hace cientos y miles de años. Espectáculos de crueldad públicos, pena de muerte por delitos menores, sacrificios humanos por supersticiones culturales - todo esto era común durante la mayor parte de nuestra historia como especie humana.


No tengo nada en contra de las noticias, creo que es importante estar informado. Lo que si debemos es tener cuidado con la información que dejamos entrar en nuestra cabeza. Palabras sabias de mi hermano cuando recién empezó la Pandemia y las tengo de mantra hasta el día de hoy, "si piensas y dejas entrar solo cosas malas en tu cabeza, solo vas a ver cosas malas a tu alrededor." En este sentido, en lugar de preguntarnos ¿Por qué existe la violencia? deberíamos preguntarnos ¿Por qué existe la paz? e indagar a profundidad sobre esas respuestas.


Choose Life.


ED


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1 Kommentar


Gast
13. Mai 2021

Choose peace... always. Lindo artículo, sensei. Oss

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